sábado, 21 de enero de 2012
Elemento sintético
Brindo con un destello opaco
Flecos de deseo cortan mi vista
Y el jugueteo del aire me insta
A reirme del rostro al que ataco
Con el gatillo al demonio desbanco
Mi arma ha vomitado
Una serie de sonidos alados
Que atrofian mi luz hueca
Regalándome una gris jaqueca
Por los remordimientos de mi legado
domingo, 1 de enero de 2012
Silenciando al Sílex
Una enérgica mano me saca del sueño, pero no estoy despierto,reconozco su rostro pero nunca lo he visto, esa hermosa mujer me mira con los ojos de alguien que ha compartido su cuerpo, es mi pareja y nos amamos.
Pero ahora sus ojos gritan de puro terror, no hay palabras, no las necesito, y de haberlas no las entendería, pues estoy despierto en una época y en un cuerpo que no son los que me corresponden.
La piel sobre el suelo se despide de mí y corro tras la dama hasta salir de la pequeña y oscura casa de arcilla, instintivamente cojo la lanza que descansa contra la pared más cercana a la puerta.
Ahora estoy fuera, mi cabeza no está cubierta por una sinfonía de paja y barro seco sino por un mosaico de débiles ojos que observan la situación tan atentamente como yo, estoy desconcertado y asustado, la apertura de mi hogar da al vasto valle, así que me giro rápidamente hacia el la parte posterior para ver qué ocurre.
El poblado se reparte por un enorme cráter en filas de casas que recorren la circunferencia y van descendiendo hasta el fondo, me encuentro en la parte superior más alejada de la entrada al poblado. Al momento me doy cuenta de que no estoy solo, a dos pasos de mí, a treinta, tras de mí, sobre mi, en tejados, en portales y en en los bordes de los desniveles, todos mis hermanos contemplan al igual que yo la escena, estamos hipnotizados, la imagen que nos ha mostrado esta noche nos ha robado el aliento y nos ha dejado a solas con lágrimas de desespero.
El gran templo que da la entrada a nuestro hogar, ese gigante robusto de madera está ahora siendo devorado sin piedad por lenguas de fuego, desde la base hasta el techo ahora parece un enorme tulipán de lava y furia que ilumina todo el cráter.
Rumores y preguntas me envuelven a la vez que cenizas y tenues sombras, nadie reacciona, nadie sabe qué hacer, nadie quiere asumir que el rugido que crece en nuestros oídos acabará con nuestro miedo. Comenzó como un ruido sordo, pequeño y tímido, imperceptible, pero a medida que crecía fuimos dándonos cuenta de que el sonido nos devoraba, se veían pequeños destellos cerca del gran templo, pequeños destellos que se movían y acercaban a gran velocidad.
Mis pupilas querían preguntarme qué era todo eso y yo quería explicarles que solo un mal sueño, pues nunca había visto personas así, sus cuerpos estaban cubiertos por rígidos espejos grises que reflejan la flor de llamas que antaño fue el templo, como una muestra de su obra, esos extraños han destruido la mayor obra que habíamos presenciado nunca. ¿Por qué?
Su pelo cruzó ante mi sacándome del trance, ella huía con las demás mientras nosotros poníamos nuestras lanzas a la altura de nuestro pecho, no comprendíamos nada, no...no comprendo nada. Corren hacia mí y sus espejos ahora no reflejan más que nuestro miedo. ¿Por qué?
A cada pestañeo son más y a cada suspiro somos menos, el choque se hace notar, la madera del sol de fuego grita mientras se desmorona, al igual que mis hermanos, ellos han surgido de la noche para hacernos dormir. ¿Por qué?
Llegan hasta mí, se han abierto paso a través de gargantas y hombres, ahora el rojo que les tiñe no es de luz, están tan cerca que casi puedo tocarles con mi mano, y son tan rápidos que sé que no necesito otro pestañeo, el primer embiste lo esquivo con miedo, el segundo lo rechazo con habilidad,...
...el tercero lo recibo con resignación, parte de mí pasa a decorar a la criatura, yo no importo, mis hermanos me dan igual, las cenizas de muerte me causan indiferencia, pero más que sus filos me mata darme cuenta de que ella no ha podido correr lo suficiente, eso es lo que me cercena el alma y acalla mi vida...lo siento.
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