lunes, 28 de noviembre de 2011

4 grados de Rubidio...



...hicieron arder el agua.

4 grados y nada más.

Vinieron uno tras otro, de forma lenta y magnánima, y me cambiaron de dentro hacia afuera.


1 grado y comprendí que resistirse a la vida es tan inútil como resistirse a la muerte, nacimos siendo un pequeño dios y nos criaron como un gran demonio.

2 grados y me encontré con que la perfección es la imperfección, con que la fuerza y la totalidad destrozan y colapsan mientras que la sensibilidad y el detallismo crean y ensalzan.

3 grados y una fuerte presión me golpeaba en la cabeza, era mi miedo que quería salir con un grito sordo, y yo cerré los ojos y le dejé salir, porque siento náuseas de mi mismo y deseo cambiar.

4 grados y lloré, me deshice por completo en lágrimas, porque ahora la imperfección del demonio importaba tan poco como la totalidad del dios, porque ahora el detallismo de mi deseo se fundió con la fuerza de mis gritos, me encuentro empapado en lágrimas, y es así porque 4 grados de Rubidio...